domingo, 11 de diciembre de 2011

Entre Adán y Eva

Hace poco presencié la discusión entre dos amigos que no lograban ponerse de acuerdo respecto a un tema. Él se quejaba diciendo “¡pero tú no me dijiste eso!”, a lo que ella respondía “claro que sí, te pregunté y como no dijiste nada, asumí que estabas de acuerdo”. Después de un rato de discusión infructuosa, mi amigo terminó por decirle que la telepatía sólo funcionaba si el otro recibía el mensaje y que no servía asumir que como la mujer lo pensó, el hombre ya sabe lo que quiere. En este punto me tocó largar la risa.

Y es que es cierto, a pesar de los millones de años que llevamos evolucionando juntos, los hombres aún no terminamos de entender por completo a las mujeres y las mujeres no terminan de aprender a comunicarse eficientemente con nosotros. Podríamos achacarle tal descalabro a las hormonas, la sensibilidad femenina, la falta de atención de los hombres, los intereses divergentes y un sin número de razones más asociadas a la diferencia de sexo. Pero a ver cuántos levantan la mano para decir que saben exactamente por qué cuando la mujer dice “tú sabes muy bien por qué” o que jamás hayan utilizado el consabido “sí mi amor” para evitar entrar en discusiones.

Hoy me encontré esta frase por allí: Habla con el lenguaje del que escucha, pero di lo que tú piensas…

Me toca aceptar que los hombres valoramos más una información concisa y clara que una frase ambigua que requiera de una gran dosis de intuición para entenderla. Así que habrá que pedir a las mujeres que tomen un curso de oratoria efectiva a ver si al fin logramos comunicarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario